Malas influencias
En varias entradas he hecho alusión a que la obligatoriedad de uso de la lengua estándar en los medios de comunicación tiene mucho que ver con el actual desprestigio que el andaluz sufre. Pues la cosa no acaba ahí, ya que también debemos en gran medida a la prensa y a ciertos programas televisivos que comiencen a extenderse por Andalucía errores gramaticales que jamás han caracterizado nuestras hablas y que comenzamos a adquirir por imitación de lo que creemos que es el habla modélica, por ser el castellano estándar.
Por ejemplo, en este sentido encontramos el creciente leísmo que se está insertando en Andalucía, que consiste en la sustitución del pronombre "lo", identificador de complemento directo, por "le", identificador del indirecto. La cuestión es que los andaluces jamás han tenido problemas en este sentido, pero ahora se extiende el llamado leísmo consentido por la RAE (Real Academia Española), que permite sustituir al complemento directo de persona, aunque no es aconsejable. Ejemplo de ello son los siguientes casos: Es más correcto "LO/LA vi" a "le vi" o "LO/LA seguí" a "LE seguí". Pues bien, personalmente cada vez doy con más hablantes andaluces que no solo recurren al leísmo consentido, sino que no son capaces de darse cuenta de su mal uso, hecho que caracteriza a los hablantes madrileños y algunos castellanos.
Afortunadamente, todavía los andaluces no hemos caído en las radicalidades de este mal uso, es decir, en el leísmo pleno, del tipo "yo le** cojo (sustituyendo a "pan")". Además, el hecho de que cierto leísmo sea consentido por la Rae no debe darnos carta blanca para usarlo, puesto que también aparecen en su diccionario las palabras "asín" y "murciégalo" y todos tendemos a evitarlas por su consideración de vulgarismo
En definitiva, si como hablantes no nos hacemos conscientes de que los medios de comunicación no deben ser modelo a imitar, errores tan graves podrán extenderse a toda la península.Y es que no me parece aceptable que programas de televisión obliguen a andaluces, gallegos o vascos a disimular su acento, pero no a castellanos o madrileños a corregir una agramaticalidad grave, como es el leísmo, o gravísima en el caso de laísmo o el loísmo, sobre todo en los programas de cotilleos donde el nivel cultural de los tertulianos deja un poco que desear.
Otro ejemplo es el temido "Decir que (...)" como muletilla introductoria, que encontramos en la prensa escrita y oral y que hoy ha llegado tan lejos que hasta en la Universidad pasa desapercibido como un uso normal y válido. Entonces, ¿por qué es agramatical, si todo el mundo la usa? Pues bien, si nos detenemos a buscar el sujeto en la oración principal, por ejemplo "Decir que estoy contento por tu regreso", nos daremos cuenta que es imposible aplicar un sujeto omitido al infinitivo, luego lo correcto sería decir "Tengo que decir que estoy contento por tu regreso", de forma que el verbo principal sea personal. Este fenómeno se está extendiendo por igual en todos los dialectos de habla hispana, por lo que hemos de ser conscientes de que hay que rechazarlo.
En conclusión, cabe pensar que quizá el andaluz no sea tan imperfecto como lo pintan, pues una cosas son características fonéticas o léxicas autóctonas y otra los errores gramaticales, que son los que realmente dañan la lengua castellana.
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